Era marzo del 2020 cuando el Ministerio de Educación de Perú anunció la suspensión las clases presenciales, todos (docentes, alumnos y padres de familias) estábamos con mucha incertidumbre por lo que se venía o qué pasaría en el sector educación.
El 06 de abril se oficializaron las clases a distancia, fue un vuelco de 180° para todos, salimos de manera forzada de la zona de confort, no tuvimos tiempo de una preparación para ello, fue difícil adaptarse por diversas razones, dos de ellas fueron: la primera que no estaríamos juntos con nuestros estudiantes, muchos en diversos departamentos, algunos sin acceso a internet, etc. y la segunda el uso de las tecnologías para la enseñanza, fue un gran obstáculo para muchos adaptarnos a esta nueva forma de enseñanza, a reaprender, a buscar nuevas estrategias, a buscar soluciones a la diversidad de situaciones que se presentaban en esta coyuntura. ¡Pero no! no nos rendimos.
A pesar de diversas dificultades supimos no parar, no quedarnos y seguir avanzando, somos maestros que amamos lo que hacemos, disfrutamos de la docencia, y siempre nos acompaña esa motivación que es la fuerza intrínseca que naturalmente nos mueve hacia la educación, la formación de nuestros estudiantes, nuestra esencia. Pero no solo con motivación pudimos salir adelante, necesitamos de la voluntad que es la que empuja a la motivación para lograr ese objetivo que tenemos en común, ese propósito de vida que nos mueve.
Llevar la educación a distancia no es tarea fácil, a veces se torna estresante, complicado, difícil y más aún con diversos roles que tenemos que cumplir, es así que eventualmente hace falta de la fuerza de voluntad para empujar esa motivación. Necesitamos de ambas que son necesarias para que la enseñanza sea de calidad.
Quienes hacemos lo que nos apasiona nos sentimos atraídos y motivados la mayor parte del tiempo y solo recurrimos a la voluntad para recorrer esos momentos difíciles que se presentan en el camino, somos resilientes y seguimos avanzando atraídos con un solo fin.
En Perú, mi país, la gran mayoría de instituciones educativas seguimos en la educación virtual, seguimos luchando día a día, para que nuestros niños, jóvenes y adultos logren ese propósito en su vida.
Sé que en algunos países ya volvieron a la educación presencial y veo desde donde me encuentro esas caritas de felicidad y esos corazones palpitar por ese reencuentro añorado. Es tiempo de fortalecer en enseñar que aprendan a escuchar las señales del corazón a confiar en ellos y encontrar su camino, disfrutando de esos momentos porque ese es el legado que dejaremos en cada uno de nuestros estudiantes.
Les invito que nos hagamos estas preguntas y reflexiones en ellas. ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi propósito? ¿Estoy viviendo con sentido? ¿Para qué estoy aquí?
Escrito por: Mg. Rosalina Yapias Muñoz
Lima – Perú, 24 de junio del 2021
Docente por vocación y pasión, magister en acreditación certificación de la calidad facilitadora y capacitadora pedagógica en instituciones educativas.
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